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¿Por qué un bien mayor? De Aristóteles a San Agustín o de la fe de unos padres especiales.

Para algunos quizás resulte lógico que como padres pensemos en alcanzar el bien mayor para nuestra hija, no obstante, el título de este blog tiene un origen un poco más profundo. Desde que iniciamos el camino por este mundo de la parálisis cerebral y la diversidad funcional, hemos tenido que aceptar constantemente lo que consideramos males menores a fin de lograr un bien para Elizabeth. Por males menores entendemos una gama variada de exposiciones terapéuticas que vistos fuera del fin que persiguen podrían parecer una tortura, de hecho, este era el término con el que una de las abuelas solía referirse a las terapias de Elizabeth. Una tortura porque en parte implicaban movilizaciones y estiramientos que causaban mucho dolor a la niña y en parte también porque implicaban – y aun implican- oírla llorar a causa de ese dolor.

La parálisis cerebral y sus tipos

Son diversos los tipos de parálisis cerebral que se pueden manifestar. Recordemos que la parálisis cerebral (PC) es una condición neurológica causada en el cerebro producto de una lesión cerebral, una malformación del encéfalo, una hemorragia en el cerebro o un desarrollo anormal del mismo. Dependiendo de su nivel de afección sobre las funciones del individuo, la parálisis cerebral se divide en tipos y luego en sub tipos según el nivel de compromiso que genera sobre la persona. Por compromiso nos referimos a que compromete un miembro del cuerpo o una función y lo limita. Vemos a continuación los tipos de PC. Parálisis Cerebral Espástica Se manifiesta en el 70% de los casos de niños diagnosticados con PC. Recibe su nombre debido a la espasticidad, un síntoma neurológico que afecta el funcionamiento normal de la musculatura de las extremidades superiores e inferiores. Se caracteriza por una rigidez constante que mantiene la musculatura contraída y dificulta su movilización, ...

La inclusión un camino arduo pero posible

Parte de nuestra lucha como padres ha sido la inclusión de Elizabeth en la educación ordinaria o regular, es decir, en el sistema educativo común. Inició con la búsqueda de un kínder o jardín, lo que en Venezuela se conoce como preescolar. Fue un largo proceso de rechazos, pero al final las puertas se abrieron en un hermoso preescolar público donde en ese entonces la abuela materna abogó como docente y obtuvo el cupo para la niña. Allí Elizabeth cursó su preescolar y de allí egresó promovida al primer grado. Las maestras que trabajaron con Elizabeth allí fueron siempre un amor. Y aunque por un momento tras el cambio de directiva hubo dificultades y rechazo por parte de la nueva directiva al final logramos conciliar y la princesa pudo continuar. Elizabeth iba en cochecito a clases, lloraba con el acto cívico y aunque le gustaba estar con sus compañeros, se relacionaba muy poco. Las maestras siempre intentaron darle la vuelta a su proceso, le facilitaban tacos, juegos, colo...