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¡Bienvenidos a Holanda!


Quizás hayan leído o escuchado alguna vez la historia de Emily Pearl Kingsley “Bienvenidos a Holanda” donde describe de manera hermosa y breve lo que es tener un hijo con una condición especial, hoy se las comparto, porque desde que llegué a este camino, nada me ha parecido más claro y poético que su historia.



“Bienvenidos Holanda”
Por: Emily Pearl Kingsley (1987)
Traducción: Carmen Saavedra

            A menudo me piden que describa la experiencia de criar a un niño con discapacidad, que intente ayudar a la gente que no ha compartido esta experiencia única a entenderla, a imaginar cómo se sentirían. Pues es así…
Cuando vas a tener un niño es como planear unas fabulosas vacaciones a Italia. Te compras un montón de guías y empiezas a hacer planes fantásticos. El Coliseo. El David de Miguel Ángel. Las góndolas de Venecia. Incluso aprendes algunas frases útiles en italiano. Resulta muy emocionante.
Después de un montón de meses de ansiosa espera, por fin llega el día. Haces tu maleta y allá vas. Varias horas después, el avión aterriza. Aparece la azafata y anuncia: “Bienvenidos a Holanda”
“¿Holanda?” te preguntas “¿cómo que Holanda? ¡Yo he contratado un viaje a Italia! Se supone que debería estar en Italia. Toda la vida he soñado con ir a Italia”.
Pero ha habido un cambio en la ruta del vuelo. Ha aterrizado en Holanda y te tienes que quedar aquí.
Lo más importante es que no te han llevado a un lugar horrible, repelente y sucio, repleto de pestilencia, hambre y padecimiento. Es simplemente un lugar distinto.
Así que tienes que salir y comprarte nuevas guías. También debes aprender un nuevo idioma. Y conoces a un grupo nuevo de gente que de otra forma nunca hubieras conocido.
Es simplemente diferente. Tiene un ritmo más lento que Italia, es menos vistoso que Italia. Pero después de un tiempo de estar allí, respiras profundamente, miras a tu alrededor… y empiezas a darte cuenta de que en Holanda hay molinos… y hay tulipanes. Holanda tiene incluso Rembrandts.
Pero todos tus conocidos están ocupados yendo y viniendo de Italia… y alardean continuamente de lo bien que lo han pasado allí. Y durante el resto de tu vida, te dirás “Sí, allí es a donde se suponía que iba a ir yo. Era lo que había planeado”
Y ese dolor nunca, nunca, nunca desaparecerá… porque la pérdida de ese sueño es una pérdida muy importante.
Pero… si te pasas el resto de tu vida lamentándote por no haber podido llegar a Italia, nunca serás libre para disfrutar de las cosas tan especiales y tan maravillosas que tiene Holanda.

Tomado de la Página web: Cappaces.


            La primera vez que leí esta historia Elizabeth tenía 8 meses de edad.  A lo largo de estos años, ha formado parte de mi vida porque me ayudó a entender que llegar a Holanda no sólo es diferente, sino que también es maravilloso. Son muchas las experiencias que hemos tenido en el transcurrir de estos años, todas diferentes y nutritivas, pero sin lugar a dudas ver a Elizabeth avanzar feliz y acompañarla en la aventura ha sido lo más gratificante. 
Elizabeth y mami en el parque

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